martes, 14 de julio de 2020

Desastres y ruinas electorales


No pretendemos hacer leña del árbol pasado. Precisamente porque era pasado, su savia estaba seca de tiempo atrás. Lo que los resultados trágico electorales en Euskadi dicen de Podemos es que cualquier tiempo pasado fue anterior. No son el cainismo interno ni la soberbia centralizadora ni la retótica hueca lo que ha desilvanado el apoyo delegatorio en Podemos como partido, tampoco la cambiante moralidad y ética de su dirección y muchos de sus electos. Ha sido su naturaleza meramente reconstituyente, y por tanto, enfocada a la conquista del estado, lo que ha descosido su anterior retórica impugnadora. Si Podemos se avino a mezclarse con los variopintos bastardos y bucaneros políticos que conformaron las mareas en 2015, lo hizo más por miedo de sí misma que por intención de crear con otros aquello que llamaron pomposa y anticuadamente unidades populares. Podemos entonces se perfilaba, aunque con prudencia pero con profesional contumacia, en el viejo partido que hoy es.

En 2014, los independientes de Getxo - bucaneros de un goleta minoritaria pero sin jerarquías ni profesionalismos- contactamos con el incipiente grupo de Podemos en Getxo, con algunos militantes que quedaban de IU y simpatizantes de Equo de Uribe Kosta. Sobre la mesa pusimos dos preguntas ceñidas a nuestro pueblo de Getxo, en cuyo ámbito los independientes no pensamos salir: ¿Podíamos diagnosticar que Getxo necesitaba una unión de fuerzas y sensibilidades que posibilitaran una alternativa a 40 años de un modo de vivir gestionado por el mismo partido? ¿ese modo alternativo implicaba ejercer la política de modo diferente y pensar nuestro pueblo de manera diferente - el espacio, los barrios, el trabajo, el descanso, los saberes, la justicia, la igualdad-?

Nos apresuramos a contestar que si. Lamentablemente todos los síes que dimos los independientes, los miembros de Podemos, los de Iu y los de Equo eran bien diferentes. Y lo iban a ser aún más a medida que las direcciones de Podemos, Iu y Equo que formarían luego un megapartido vertical, dieran sus órdenes para capitalizar los votos y el apoyo que en todos los municipios y también en Getxo centenares de miles de personas dieran a esas mareas mestizas. Así que todo saltó por los aires. Las mentes de Podemos calcularon a ojo de burócrata y con la ronca voz del déspota advenedizo. Pensaban e hicieron hacer pensar a los súbditos de Podemos que era esa marca la que debía capitalizar por derecho de pernada los votos obtenidos en 2015.

Desde aquella celebrada decisión, los máximos gurús y los más fieles adeptos de Podemos han visto la debacle, una tras otra, con estoica aceptación, con la debida prueba de fe inasequible al posibilismo en aras de ser gobierno, aún incestuosamente. Ese es el trayecto a la isla del tesoro de Podemos. Salvo que la nave hace grietas como las que dan los resultados electorales en las últimas elecciones en Euskadi. Las explicaciones justificativas - y ciertamente alucinatorias - ya han aparecido.

Eran de esperar. Es el dedo y la luna, la contumacia insincera tan propia de la peor izquierda. ¿Se acuerdan de las preguntas que hacíamos los independientes a Podemos, IU y Equo? Siguen sin dar respuesta, y en su lugar pretenden administrar la vida de la sociedad con los únicos artilugios que quedan: reformas laborales, ERTES, leyes mordaza, subvenciones, congelaciones, deshaucios, hipotecas, pelotazos "sostenibles" que de siempre aplicó también la falsamente antagónica derecha. Se está impugnando un modo de mal vivir  - la abstención en Getxo y Euskadi es casi del 50% - y la izquierda no se acabna de enterar: está a gobernar. A gobernar su propia debacle mientras se empecina en administrar la de los demás (qué tiempos aquellos del empoderamiento...). 

viernes, 3 de julio de 2020

Paralizada obra por invadir zona verde en Azkorri



La rotonda que el ayuntamiento pretende implantar junto al pinar de Azkorri, mordiendo parte de su terreno, es la historia de un despropósito. Los autobuses de Euskotren paran frente a la cervecera Fangaloca tienen dificultades para dar la vuelta cuando vienen de Getxo y reemprenden la ruta desde Azkorri a Bilbao. Los clientes de la cervecera Fangaloca aparcan sus coches de manera masiva en el giro que puede hacer el autobús. En vez de regular el estacionamiento de los coches, el ayuntamiento ha decidido ubicar una rotonda más abajo en dirección a la playa para que los sutobuses puedan hacer la vuelta. El caso es que la rotonda proyectada muerde una parte del pinar y merendero de Azkorri.  Al final las consecuencias siempre derivan en la pérdida de espacio natural. Un grupo de vecinos y activistas aunado bajo el colectivo de Azkorri Bizirik ha obtenido la información del proyecto que el ayuntamiento no había proporcionado a nadie. Tras examinarla, ha encontrado contradicciones de peso sobre la idoneidad, además de serias dudas acerca de la legalidad urbana de la rotonda.

Sobre Azkorri y su pinar pende el yugo de la especulación inmobiliaria. En el plan urbano de 2007 en este sotobosque y ecosistema propio del que disfrutan miles de personas, queda convertido en un amasijo de chalets de alto pedigrí. El permiso para la habilitación de la cervecera Fangaloca y la cementación de su suelo aprobada por el ayuntamiento en tiempo record - y con un informe medioambiental contrario - da una prueba del interés por urbanizar esta zona por la puerta de atrás. La rocambolesca rotonda viene a añadir un pasito más al que no están dispuestos las decenas de personas agrupadas bajo el colectivo Azkorri Bizirik.

Llevamos denunciado desde 2008 el suculento negocio urbanístico que quedó entonces solo aparcado. El ayuntamiento de Getxo, sus funcionarios más leales y profesionales que no lo son pero contratados para la revisión del plan urbano futuro de Getxo, trazan la versión B de aquel aniquilador plan de 7.000 viviendas. Ahora son 3.500. Lo son en contra del lantalde que revisaba el plan general que mayoritariamente pedía la preservación y recuperación del terreno rural de Getxo. Si en 2007 entonces el montante era de 70.000 millones de pesetas en plusvalías, ahora solo lo es de la mitad. Y esta inocente y pobre rotonda parece que viene como de la nada y resulta que es la antesala, el mayordomo tonto, de la especulación que va a venir en próximos planos. Lo van a llamar progreso, lo van a llamar futuro. Pero no lo van a llamar dinero. Dinero frente a tierra. De momento las personas del colectivo Azkorri Bizirik han conseguido que las obras de la rotonda se paralicen.

jueves, 4 de junio de 2020

Getxo está tan cerca de Minneapolis



La alcaldesa de Getxo, Amaia Agirre no conoce al alcalde de Minneapolis. Pero el infortunio de sus temores y que sus decisiones se manifiesten como consecuencia de ese miedo atávico los ha convertido en alcaldes hermanados frente a un pueblo que no puede aún salir de su asombro. Minneapolis hizo frente el 25 de mayo a la muerte de un joven negro axfisiado por un policía en plena calle mientras otros cuatro policías observaban. En los dos últimos años es el quinto negro muerto a manos de la policía.
El alcalde, Jacob Frey, de 39 años, pidió al de unas horas incriminar al policía implicado. La comunidad negra y otras tuvieron menos paciencia, y salieron a la misma calle para dejar junto al lugar de la última y las anteriores muertes, unos su indignación y otros su ira. Al alcalde le invadió el miedo, no de las causas que provocaron la muerte del último joven negro ni las que puedan venir en un tiempo próximo, sino que la multitud dejara una provisional hoguera de calles iluminadas por el fuego. Fue entonces cuando pidió que la Guardia Nacional entrara para sumir a la ciudad bajo el toque de queda, las balas de goma, los botes lacrimógenos y las granadas. Al alcalde, hace dos años elegido, no se le ha aparecido la sombra de las dudas. A los arquitectos y asesores sociales y urbanos de la ciudad, sí. Los barrios del sur que congregan a la mayoría de la clase trabajadora negra se les viene aplicando una reforma urbana de depauperización con el fin de convertirlos en futuros equipamientos y urbanizaciones más cotizados. 

A tantos y tantos miles de kilómetros, 6.816,5 exactamente, en Getxo, la alcaldesa Amaia Agirre comparte con el alcalde Jacob Frey muchas aparentes virtudes. Su juventud, un autoproclamado espíritu de mediar,  y una actitud liberal en su sentido más laxo y estético. Pero es el temor dividido, ese que a partes desiguales está en la pereza de comprender a riesgo de confundir esperar con ser pasivo, lo que hermana a ambos. La alcaldesa actúa con el temor preventivo, como demostró en el barrio de Romo al enviar a la policía que ha ocupado desde entonces el barrio,en previsión de que unos jóvenes pudieran ocupar el euskaltegi en un futuro. La similitud entre ambos alcaldes no acaba ahí. Parece que los conflictos sociales rebrotan donde se plantó previamente la semilla de la discordia y la corrupción. Al igual que en Minneapolis, Getxo aguarda a que se redacte el próximo plan de ordenación urbana. Es ese plan, igua que en Minneapolis, el que decidirá que zonas serán derribadas, en cuáles se edificará y cómo se remedelarán los barrios de la ciudad. En Getxo pende la cuchilla de la especulación no solo en el barrio rural, sino también, casualmente en Romo.

La alcaldesa tiene en mente derribar el euskaltegi y la anexa casa de los mayores, hoy el mayor y mejor centro social de toda la ciudad. Se levantará en su lugar un costoso edificio, y todas las personas mayores de Romo y sus barrios aledaños dejarán de tener su segundo hogar. Pero para mitigar la indignación que tal proceder pudiera provocar en la sociedad o la airada contestación de esta convertida en chusma, está lo que la Amaia Agirre y Jacob Frey consideran el auxilio político que ocupa el lugar de la valentía ética: las fuerzas de seguridad. La juventud de ambos alcaldes es un mal presagio de lo que puede ocurrirle a la política, o de lo que está ocurriéndole en tiempos en los que solo nos fijamos en una sola pandemia, la sanitaria.

viernes, 29 de mayo de 2020

La urticaria del poder: por qué pasó una oportunidad en Getxo




El autoritarismo desbocado no es una alergia exclusiva de la derecha rancia e intransigente. Y la demagogia simplista pero efectiva ha estado siempre al servicio de quienes desde el poder o su antesala han cumplido la regla de Goebbels de la repetición que se convierte en verdad de todo a cien, pero en verdad al fin y al cabo. Vivimos tiempos de crispación meditada y horneada entre los que detentan el poder político y quienes también dentro de él pero aspirando a recuperarlo pretenden encuadrar a la ciudadanía en soldaditos de plomo que se fundan defendiendo al gobierno o a los otros gobiernitos en manos de la vocífera derecha. Poco importa que gobiernos autonómicos de ambos signos en los años previos hayan ejecutado idénticas políticas, entre ellas de precarización sanitaria y social. Poco importa que en otras latitudes como la vasca, el presupiesto que tiene la Sanidad es menor del que podía disponer en el anterior ejercicio gracias a un pacto del partido conservador que gobierna Euskadi desde hace 40 años y Podemos. Y ese presupuesto es el que se ejecutará este y el año que viene. La mascarada entre galgos o podencos tiene además un elemento más perverso. Hay quien considera que es necesario defender a capa, espada y balloneta al gobierno "progresista" porque está en juego el futuro del estado de bienestar. Ni este gobierno y sus dos partidos ni ninguna de las derechas pone en cuestión que el estado  de bienestar lleva tiempo enjuagado en reglas ni impugnadas ni reformadas, como el pueblo de Grecia podría explicarnos y relatarnos hasta la naúsealos  soldaditos ciudadanos que veían en Tsipras un impugnador de la dictadura del capitalismo liberal en occidente. Así pues, las batallas son más ficticias que reales, más impostadas que naturales, y sobre todo y principalmente, y he aquí lo soez y real, fundamentalmente estéticas.

El debate emancipador en nuestra sociedad llega demasiado tarde para estar tranquilos. Los independientes de Getxo surgimos en 2011 como un grupo asombrosamente modesto de personas que llegamos a la conclusión de que buena parte de los males de nuestro pueblo respondían a una causa mayor. Las inundaciones de los barrios en la vega del río Gobelas, la proliferación de antenas, la construcción de un teatro que ha triplicado su presupesto tras doce años de obra, la proliferación urbana especulativay la colmatación de suelo rural, la degradación de la calidad del aire y las condiciones medioambientales debido a la proximidad con el puerto de Bilbao, obras adjudicadas a turbias empresas y con propósitos aún más perjudiciales como la del parking de Ibarbengoa o su anterior estación cerrada y hoy obsoleta. Todos estos males respondían a un modo de vida administrado en el que la emancipación política pasa por la toma de poder individual y colectiva. Otros llamaron a esto un poco de tiempo después "empoderamiento de la gente". 

Si en 2011 decidimos formar Independientes de Getxo fue porque considerábamos, como seguimos haciéndolo con más pruebas acada día, que las estructuras de los partidos no solo suponían un obstáculo a esa necesaria emancipación política, sino que eran los gestores de ese mundo administrado cuyas consecuencias antes citadas vivimos como un clonflicto a cada rato. No éramos ni somos un partido aunque figuremos por obligatoriedad legal como tal. En Independientes de Getxo no habrá personas que puedan vivir de liberación alguna, ni cargos por los subir y hacer bajar a otras corrientes o arribistas, y no aspirábamos ni aspiramos a gobernar la sociedad del desastre. Reivindicamos la urgente necesidad de recuperar lo político, frente al dominio de la política, es decir, las camarillas que con tonalidades de un mismo color dan por buena la jerarquía social, la supervivencia dependiente y la sumisión de la ética a la utilidad política.

Por eso abrazamos la incipiente esperanza que pudo suponer en sus primeros días el 15-M antes de que este derivara en una bisoña ilusión de paerttido parlamentario. Por eso creímos en 2015 en la agrupación de electores que fue GUK y que apoyaron también Izquierda Unida de Getxo y Podemos. Por eso seguimos creyendo en 2019 el GUK que presentamos a las elecciones municipales de Getxo. Era un proyecto salido de Getxo para el pueblo de Getxo.

Nos apena pensar que ya no sea así. Que las necesidades y consignas de partido estén derivando en un empobrecimiento donde el mundo se ve bajo el sesgo de seguidores de consignas o enemigos caínitas; que lo que nació con la libertad de no tener muñequeras, sea hoy una sucursal simplona, que lo que pudiera ser reflejo de la diversidad local de Getxo, pueda derivar en la caja de resonancia de una estructura mucho mayor atravesada por el conflicto de querer ser gobierno, y serlo, y querer ser receptor del apoyo de los que impugnan la injusticia y perversidad del sistema y su gobierno.

Los Independientes de Getxo mantenemos la necesidad de fomentar en Getxo y para Getxo un movimiento que posibilite un verdadero debate político. La pandemia que estamos viviendo es un aviso de que puede ser demasiado tarde para la esperanza, pero nunca lo es para la urgencia de darse cuenta. Sin tutelas ni obediencias enmascaradas.

martes, 19 de mayo de 2020

Ocupación policial y una alcaldesa en apuros





El dictador Francisco Franco y todos sus competentes gobernadores militares felicitarían a la alcaldesa de Getxo Amaia Agirre por la toma policial del barrio de Romo. Hacía tiempo que no se respiraba ese aire marcial de los estados de excepción. Y los nostálgicos del antiguo régimen ya saben que aunque tiempos pasados siempre fueron mejores, vendrán nuevos inesperadamente - ya saben, lo de las banderas victoriosas -. Seis furgonetas de la brigada móvil de la ertzaintza más otras seis patrullas tomaron la tarde del 19 de mayo los alrededores del antiguo euskaltegi y la plaza de Gobelaurre donde se celebraba una asamblea en la que había menos jóvenes que policías. El sueño de los gobernantes obtusos es que haya más policías por metro cuadrado que ciudadanos. Desde luego la escena, por grotesca, no deja de causar estupor. Es al mismo tiempo la nauseabunda manera de iniciar la campaña electoral que culminará el 13 de julio, aunque debiera, por coherencia, haberse trasladado al 18 de julio. 

Con apenas un año de anodina gestión, y una insulsez ciertamente memorable, la alcaldesa ha puesto al fín algo de su parte. Y dado que su fuerte no es la sintaxis verbal ni la prosodia, ha recurrido al lema que aquel ministro del interior franquista Manuel Fraga dejara para la posteridad a modo de recomendación para los sucesores: "la calle es mía". La estulticia, tan frecuente en los políticos de partido sin más mérito que el tesón trepil o el apellido, es mala compañera. La necedad es bien sabido que se demuestra andando, y cuanto más camino recorre la persona estulta, mayor es el equívoco. La alcaldesa creerá que no va con ella, porque de haber palos, los recibirán "los de siempre", entre los que no estará ella - su abuelo pensó lo mismo y así le fue -. Los que a palos sacaron a su abuelo de este pueblo, hoy le felicitan por poner el orden donde y como Dios manda. Esa medalla es toda suya. 

Lo cierto es que la fuerza bruta  no es precisamente una buena cortina con la que disipar las responsabilidades. La alcaldesa sigue teniendo sobre su mesa el compromiso adquirido de ubicar un gaztetxe en Romo. Cada hora que pasa es una hora que incumple su merced tal compromiso. Y la maniobra que pretende urdir junto a sus maltrechos compañeros de gobierno, es decir, el derribo de la nagusien etxea, es violar otra vez un acuerdo adquirido con todas las personas mayores de Romo, colectivo al que su partido ha abandonado durante años en residencias concertadas con el gobierno que su partido controla y que ha sido en la pandemia reciente el más vulnerable mientras su partido y usted pedían refuerzo policial para hacer suyas las calles. La alcaldesa esgrime sus votos cuando debiera abrir los oídos y abre los oídos al rumor de los votos. Para gobernantes de este estilo funesto Erasmo escibió un librito hace cinco siglos. Su merced haría muy bien en leerlo. Si no lo entiende, no llame esta vez a la policía. En sus academias no se lee.


martes, 12 de mayo de 2020

Ante el cierre manu militari del gaztxete de Romo



Hace unos meses, creíamos que el talante de la alcaldesa de Getxo, Amaia Agirre, distaba de sus dos predecesores, caracterizados por el impulso cuartelero y la negociación hueca. Ayer una veintena de agentes policiales debidamente armados y operarios municipales irrumpieron en la euskaltegi de Romo para sellar su puerta y ventanas. Desde hace unos meses la euskaltegi había sido ocupada por un colectivo de jóvenes para desarrollar las actividades del gaztetxe que el ayuntamiento no termina de construir pese a haberlo prometido hace cinco años. El solar que conforma el antiguo euskaltegi y la nagusien etxea es desde hace años un azúcar inmobiliario. El ayuntamiento y la diputación tienen un plan para enjuagarlo: un centro que edifique casi tres veces los metros actuales y añada pisos en venta. Nada nuevo bajo el sol del ladrillo.

Es ahora por tanto el ayuntamiento quien ocupa la antigua euskaltegi y pone el barrio de Romo bajo presencia policial las 24 horas del día. Es aquí donde debemos llegar porque la propia alcaldesa afirma que es el orden y la ley lo que debe prevalecer por encima de todo, es decir, de los demás. De los demás porque el orden y la ley no casan muy bien con la gestión cortejil y clientelar de su equipo de gobierno.

La alcaldesa de Getxo da dos pasos de una sola vez. Se desembaraza de un gaztetxe que puede darle rédito ante el electorado conservador y prepara el escenario para el derribo de la Nagusien Etxea contigua.

El cierre del gaztetxe por la policía no despeja el problema de que Getxo acordó devolver un espacio para los jóvenes de Romo. La alcaldesa demuestra que, a pesar de ser una estudiosa y teórica de la resolución de conflictos, tiende a resolverlos con los dedos de los pies.

Buena parte del vecindario de Romo quizá vea con buenos ojos las soluciones policiales para los problemas sociales. Buena parte de la población de Romo asiste a la nagusien etxea que es el mayor centro social para los mayores de todo Getxo. La escena de ayer se repetirá, al menos esa es la intención de la alcaldesa, con los mayores de la nagusien. En Getxo, la derecha como la izquierda no dan da un duro por la nagusien. En el teatreo político -está claro que al menos en esto PSOE, PP y PNV están de acuerdo- en estos últimos añós por otro lado tanto EH Bildu como Podemos han pasado por la rueda de molino consuetudinario de la real politik. Algunos de los mayores que aplaude a la policía desde su balcón dejará de hacerlo cuando esta irrumpa en la nagusien.

lunes, 20 de abril de 2020

El gobierno autoritario y la normalidad



Dos noticias de un diario próximo al gobierno de España resumen lo que estamos viviendo en el país hispano. La primera, "Interior exprime la Ley Mordaza del PP para hacer cumplir el estado de alarma"; la segunda, "La Guardia Civil dice que persigue bulos para minimizar el "clima contrario" al Gobierno y la oposición se lanza en contra". Por arbitrario que pueda parecer el hallazgo y la elección de los titulares, estos demuestran, una vez más, el éxito de la izquierda en gobernar con más orden y ley que la derecha. Los dos titulares dan cuenta de algo que hasta hace poco suscitaba un acalorado debate en los círculos intelectuales y corrillos de al menos un partido ahora en el poder. Aquella crítica y oposición impugnaba tanto la ley mordaza como la entonces policía política - o cloacas del Estado - en labores subterfugias para combatir también  el "clima contrario" al gobierno. Los antiguos impugnadores condescienden hoy con la inconstitucionalidad de los anteriores gobernantes. No es ese el mayor del éxito gubernamental. El gobierno de España ha conseguido llevar a cabo todo esto en una complicadísima operación de control policial y militar no visto ni tan consentido desde los estados de excepción franquista a mediados de los 50. En lo civil, el gobierno también ha tenido éxitos a reconocer, aunque menores que el anterior. Ha sido todo un éxito la suma y resta de infectados y fallecidos diarios.  En cuanto al rédito mercantil, ese que ha convertido la política en la oferta pecunaria al electorado, otro éxito sin parangón en la exención del pago de cuotas a trabajadores autónomos que o recibían esa exención o se daban de baja en el sistema público.  Está por llegar una renta mínima que suena tan bien como indefinida

El gobierno, de mientras libra estas batallas que vienen desde su exterior y las de su interior. Sus dichosas partes pretenden capitalizar para sí la salida de la crisis y su gestión inmediata. El PSOE pone el orden sumario y el cuello firme y marcial; su socio, el gesto hacia "los de abajo" a los que lleva tiempo mirando desde muy arriba. La pandemia que se vive en España ocurre según su propio capricho físico o su declinante fuerza. Ninguna medida ni plan más que el de optimizar los recursos sanitarios tiene efecto ni podrá tenerlo. 

Los creyentes de misa gubernamental recurren a la disonancia cognitiva para creerse que el éxito de estar vivos viene porque un gobierno compuesto por la malvada derecha privatizadora lo hubiera hecho peor. Oximorón.

Desde luego, la pandemia por un lado y la reclusión policial por otra, han traído de sopetón dos verdades que nos han estallado en la cara. La primera, que volver a la normalidad probabablemente sea lo que no tenemos que hacer, ya que el problema puede que sea nuestra pandémica normalidad. En segundo lugar, el hecho de que nuestra especie haya colapsado el espacio natural y que ahora lo deje de ocupar ha hecho que, de repente, aparezcan de noche e incluso ya de día en nuestras calles o entornos cercanos especies animales que estaban antes que nosotros: zorros, jabalíes, nutrias, incluso ballenas.

Dado que a las 20 horas de cada día, según consigna, millones de españoles, y millares quizá de getxotarras, salen al balcón a aplaudir al personal sanitario, en algunos pueblos y ciudades otros profesionales como bomberos, policías o militares aprovechan esa hora pàra hacer caravanas callejeras y probar también el reconocimiento que no tardan en recibir. Sin duda es este un tiempo de mascarillas y "caenas". España es el país que cuatriplica en toda la unión europea el número de multas, arrestos, bastonazos y encarcelamiento a ciudadanos por saltarse el estado de excepción. y el gobierno no acaba de explicarse cómo todo este esfuerzo no acaba de mitigar los efectos del coronavirus. Lo extranjero nunca trajo nada bueno y lo que va contra el gobierno, tampoco.

miércoles, 15 de abril de 2020

Mensaje a la alcaldesa: recapacite



Concejal del ayuntamiento utilizando la mano para levantar la tapa del contendor.



La actual crisis sanitaria hace urgente la adaptación de los contenedores en Getxo. Creemos imprescindible la adaptación de pedal y manilla que el anterior equipo de gobierno en Getxo rehusó, buscando un ahorro económico importante. A día de hoy los contenedores son un potencial foco de contagio para la población de Getxo. De ahí que se hayan implementado tres fumigaciones en lo que llevamos de confinamiento en Getxo. Es hora de que la alcaldesa de Getxo haga frente a esta realidad y al reto de ser proactivo más allá de multar a ciudadanos.

La adaptación podría realizarse de foma paulatina.  Es, además, una reclamación mayoritaria entre la población de Getxo y cuenta con el apoyo de todas las fuerzas políticas menos las del gobierno. Los actuales contenedores sin dispositivos de apertura han sido motivo del mayor número de reclamaciones de la historia de este Ayuntamiento con un aumento de las quejas del 133%.

Vecina de Getxo con discapacidad viendo imposible el uso del contendor


Ha llegado el momento de cambiar el criterio del ahorro por la inversión en accesibilidad y salubridad. No hacerlo supondría ser responsables de las consecuencias de esta pandemia, cuando este equipo de gobierno presume de contar con remanente presupuestario de sobra.

domingo, 12 de abril de 2020

Pasar la pandemia en Getxo sin mirar al mar



Con casi un mes de confinamiento forzoso, la población de Getxo vive varias crisis a la vez: una sanitaria; otra de libertades civiles; y una tercera crisis municipal de respuesta. De la crisis sanitaria sabemos poco, aunque su efecto ha convertido a Getxo en la cuarta población vizcaína en fallecidos por el coronavirus. Los ambulatorios en nuestro municipio han padecido la falta de material y recursos que el resto de ambulatorios de la comunidad autónoma. Mal que bien, la situación se ha normalizado porque los pacientes han visto restringido su accesoy los casos de posible contagio derivados a hospitales que se han visto desbordados. El mando centralizado que el gobierno de Madrid ha ejercido poniendo bajo su control la sanidad y los cuerpos policiales de todas las autonomías solo ha tenido un resultado: la persecución de todo viviente que pise la calle. La policia ha tomado la calle, el aire y el subsuelo y ha echado músculo multando y persiguiendo peatones, repartidores, deportistas y ancianos. 

Por otro lado, ha aparecido lo que antaño se llamaba "tonto de balcón". En este contexto de decreto marcial, nuestro "tonto o tonta de balcón" saca el policía que lleva dentro o el gregario ciudadano que no solo cree en la ley que no comprende sino que se convierte en su más nihilista cumplidor. Los tontos y tontas de balcón delatan a los vecinos que cometen el vil delito o la supina desobediencia de hacer deporte en un jardín o pasear demasiado el perro por la calle o a quien no porte una bolsa de compra. Las tontas y tontos de balcón abundan en Getxo. Y son muy peligrosos. Porque votan con la misma pertinencia con la que obedecen. Visceralmente. En los primeros días del confinamiento, un alto mando de la ertzaintza en una entrevista radiofónica instaba a la ciudadanía a deltar a quienes no cumplieran el decreto de confinamiento elaborado por el gobierno.

La respuesta del ayuntamiento de Getxo a la pandemia ha sido sobresalientemente escasa. En nuestros barrios hemos comprobado que sólo dos noches en este mes operarios de limpieza han desifectado los contenedores de basura. Estos son un evidente foco de posible propagación. Toda persona que eche la basura, por la idiosincrasia del contenedor y a diferencia de los antiguos, tiene que tocar su tapa para levantarla. Desde hace años, se viene solicitando desde partidos y colectivos que los contenedores sean cambiados. La respuesta de la alcaldesa de Getxo a la pandemia en Getxo ha sido aún más decepcionante. En una reciente entrevista-reportaje en Radio Nervión en la que no se notaba nada el montante retributivo, Amaia Agirre recogía del entrevistador el consuelo de que se hace más liviano el confinamiento sabiendo que Getxo goza de la cercania del mar. La alcaldesa reconocía que tiene un plan: esperar a que le digan qué plan tiene el gobierno vasco, Eudel, y la diputación vizcaína. La espera para los getxotarras será mucho más amena mirando el mar desde la ventana, claro está.

La respuesta del gobierno vasco, Eudel o la diputación ante catástrofes ha quedado bien clara con lo ocurrido en el vertedero de Zaldibar. Atajar una crisis como la del coronavirus para quienes aún tienen caliente la desastrosa gestión en Zaldibar da una idea de las espectativas que pudiéramos tener de quienes tienen la arrogancia de ir a las elecciones con lemas como "Es hora de dar lo mejor". Estamos viendo en Getxo lo nunca antes peor visto. Sin embargo, presumimos que las cosas pueden ir a mejor. No porque es imposible empeorarlas - que el gobierno municipal creemos que puede -, sino porque el cambio de vida que nuestra sociedad necesita quizá venga ahora dado por la crudeza de los acontecimientos. 

En vez de buscar una economía especulativa y desarollista, será necesario buscar la economía autosuficiente, donde los barrios rurales de Getxo se mantengan para seguir nutriendo a los barrios urbanos y no desaparezcan bajo la losa de la especulación inmobiliaria que constructores, intermediarios y políticos locales aún contemplan y ansian quede reflejado en el plan urbano que está en ciernes de aparecer. Desde luego, el dispendio municipal en urbanismo y la contratación a las cuatro empresas de siempre puede que cambie. 

Esperemos que cese la construcción de viviendas de 500.000 euros en suelo que debiera preservarse, y que las tres grandes inmobiliarias que están haciendo el agosto en Getxo gracias al partido en el poder, cesen. Esperamos estos y otros muchos cambios en los que habrá que trabajar menos y vivir de una manera suficiente. Estos cambios que debieran haber reivindicado los del "cambio", "la alternancia", los va a traer la pandemia, más cargada de conciencia política que toda la izquierda y la derecha juntas. A esperar mirando el mar.