El autoritarismo desbocado no es una alergia exclusiva de la derecha rancia e intransigente. Y la demagogia simplista pero efectiva ha estado siempre al servicio de quienes desde el poder o su antesala han cumplido la regla de Goebbels de la repetición que se convierte en verdad de todo a cien, pero en verdad al fin y al cabo. Vivimos tiempos de crispación meditada y horneada entre los que detentan el poder político y quienes también dentro de él pero aspirando a recuperarlo pretenden encuadrar a la ciudadanía en soldaditos de plomo que se fundan defendiendo al gobierno o a los otros gobiernitos en manos de la vocífera derecha. Poco importa que gobiernos autonómicos de ambos signos en los años previos hayan ejecutado idénticas políticas, entre ellas de precarización sanitaria y social. Poco importa que en otras latitudes como la vasca, el presupiesto que tiene la Sanidad es menor del que podía disponer en el anterior ejercicio gracias a un pacto del partido conservador que gobierna Euskadi desde hace 40 años y Podemos. Y ese presupuesto es el que se ejecutará este y el año que viene. La mascarada entre galgos o podencos tiene además un elemento más perverso. Hay quien considera que es necesario defender a capa, espada y balloneta al gobierno "progresista" porque está en juego el futuro del estado de bienestar. Ni este gobierno y sus dos partidos ni ninguna de las derechas pone en cuestión que el estado de bienestar lleva tiempo enjuagado en reglas ni impugnadas ni reformadas, como el pueblo de Grecia podría explicarnos y relatarnos hasta la naúsealos soldaditos ciudadanos que veían en Tsipras un impugnador de la dictadura del capitalismo liberal en occidente. Así pues, las batallas son más ficticias que reales, más impostadas que naturales, y sobre todo y principalmente, y he aquí lo soez y real, fundamentalmente estéticas.
El debate emancipador en nuestra sociedad llega demasiado tarde para estar tranquilos. Los independientes de Getxo surgimos en 2011 como un grupo asombrosamente modesto de personas que llegamos a la conclusión de que buena parte de los males de nuestro pueblo respondían a una causa mayor. Las inundaciones de los barrios en la vega del río Gobelas, la proliferación de antenas, la construcción de un teatro que ha triplicado su presupesto tras doce años de obra, la proliferación urbana especulativay la colmatación de suelo rural, la degradación de la calidad del aire y las condiciones medioambientales debido a la proximidad con el puerto de Bilbao, obras adjudicadas a turbias empresas y con propósitos aún más perjudiciales como la del parking de Ibarbengoa o su anterior estación cerrada y hoy obsoleta. Todos estos males respondían a un modo de vida administrado en el que la emancipación política pasa por la toma de poder individual y colectiva. Otros llamaron a esto un poco de tiempo después "empoderamiento de la gente".
Si en 2011 decidimos formar Independientes de Getxo fue porque considerábamos, como seguimos haciéndolo con más pruebas acada día, que las estructuras de los partidos no solo suponían un obstáculo a esa necesaria emancipación política, sino que eran los gestores de ese mundo administrado cuyas consecuencias antes citadas vivimos como un clonflicto a cada rato. No éramos ni somos un partido aunque figuremos por obligatoriedad legal como tal. En Independientes de Getxo no habrá personas que puedan vivir de liberación alguna, ni cargos por los subir y hacer bajar a otras corrientes o arribistas, y no aspirábamos ni aspiramos a gobernar la sociedad del desastre. Reivindicamos la urgente necesidad de recuperar lo político, frente al dominio de la política, es decir, las camarillas que con tonalidades de un mismo color dan por buena la jerarquía social, la supervivencia dependiente y la sumisión de la ética a la utilidad política.
Por eso abrazamos la incipiente esperanza que pudo suponer en sus primeros días el 15-M antes de que este derivara en una bisoña ilusión de paerttido parlamentario. Por eso creímos en 2015 en la agrupación de electores que fue GUK y que apoyaron también Izquierda Unida de Getxo y Podemos. Por eso seguimos creyendo en 2019 el GUK que presentamos a las elecciones municipales de Getxo. Era un proyecto salido de Getxo para el pueblo de Getxo.
Por eso abrazamos la incipiente esperanza que pudo suponer en sus primeros días el 15-M antes de que este derivara en una bisoña ilusión de paerttido parlamentario. Por eso creímos en 2015 en la agrupación de electores que fue GUK y que apoyaron también Izquierda Unida de Getxo y Podemos. Por eso seguimos creyendo en 2019 el GUK que presentamos a las elecciones municipales de Getxo. Era un proyecto salido de Getxo para el pueblo de Getxo.
Nos apena pensar que ya no sea así. Que las necesidades y consignas de partido estén derivando en un empobrecimiento donde el mundo se ve bajo el sesgo de seguidores de consignas o enemigos caínitas; que lo que nació con la libertad de no tener muñequeras, sea hoy una sucursal simplona, que lo que pudiera ser reflejo de la diversidad local de Getxo, pueda derivar en la caja de resonancia de una estructura mucho mayor atravesada por el conflicto de querer ser gobierno, y serlo, y querer ser receptor del apoyo de los que impugnan la injusticia y perversidad del sistema y su gobierno.
Los Independientes de Getxo mantenemos la necesidad de fomentar en Getxo y para Getxo un movimiento que posibilite un verdadero debate político. La pandemia que estamos viviendo es un aviso de que puede ser demasiado tarde para la esperanza, pero nunca lo es para la urgencia de darse cuenta. Sin tutelas ni obediencias enmascaradas.
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