martes, 14 de julio de 2020

Desastres y ruinas electorales


No pretendemos hacer leña del árbol pasado. Precisamente porque era pasado, su savia estaba seca de tiempo atrás. Lo que los resultados trágico electorales en Euskadi dicen de Podemos es que cualquier tiempo pasado fue anterior. No son el cainismo interno ni la soberbia centralizadora ni la retótica hueca lo que ha desilvanado el apoyo delegatorio en Podemos como partido, tampoco la cambiante moralidad y ética de su dirección y muchos de sus electos. Ha sido su naturaleza meramente reconstituyente, y por tanto, enfocada a la conquista del estado, lo que ha descosido su anterior retórica impugnadora. Si Podemos se avino a mezclarse con los variopintos bastardos y bucaneros políticos que conformaron las mareas en 2015, lo hizo más por miedo de sí misma que por intención de crear con otros aquello que llamaron pomposa y anticuadamente unidades populares. Podemos entonces se perfilaba, aunque con prudencia pero con profesional contumacia, en el viejo partido que hoy es.

En 2014, los independientes de Getxo - bucaneros de un goleta minoritaria pero sin jerarquías ni profesionalismos- contactamos con el incipiente grupo de Podemos en Getxo, con algunos militantes que quedaban de IU y simpatizantes de Equo de Uribe Kosta. Sobre la mesa pusimos dos preguntas ceñidas a nuestro pueblo de Getxo, en cuyo ámbito los independientes no pensamos salir: ¿Podíamos diagnosticar que Getxo necesitaba una unión de fuerzas y sensibilidades que posibilitaran una alternativa a 40 años de un modo de vivir gestionado por el mismo partido? ¿ese modo alternativo implicaba ejercer la política de modo diferente y pensar nuestro pueblo de manera diferente - el espacio, los barrios, el trabajo, el descanso, los saberes, la justicia, la igualdad-?

Nos apresuramos a contestar que si. Lamentablemente todos los síes que dimos los independientes, los miembros de Podemos, los de Iu y los de Equo eran bien diferentes. Y lo iban a ser aún más a medida que las direcciones de Podemos, Iu y Equo que formarían luego un megapartido vertical, dieran sus órdenes para capitalizar los votos y el apoyo que en todos los municipios y también en Getxo centenares de miles de personas dieran a esas mareas mestizas. Así que todo saltó por los aires. Las mentes de Podemos calcularon a ojo de burócrata y con la ronca voz del déspota advenedizo. Pensaban e hicieron hacer pensar a los súbditos de Podemos que era esa marca la que debía capitalizar por derecho de pernada los votos obtenidos en 2015.

Desde aquella celebrada decisión, los máximos gurús y los más fieles adeptos de Podemos han visto la debacle, una tras otra, con estoica aceptación, con la debida prueba de fe inasequible al posibilismo en aras de ser gobierno, aún incestuosamente. Ese es el trayecto a la isla del tesoro de Podemos. Salvo que la nave hace grietas como las que dan los resultados electorales en las últimas elecciones en Euskadi. Las explicaciones justificativas - y ciertamente alucinatorias - ya han aparecido.

Eran de esperar. Es el dedo y la luna, la contumacia insincera tan propia de la peor izquierda. ¿Se acuerdan de las preguntas que hacíamos los independientes a Podemos, IU y Equo? Siguen sin dar respuesta, y en su lugar pretenden administrar la vida de la sociedad con los únicos artilugios que quedan: reformas laborales, ERTES, leyes mordaza, subvenciones, congelaciones, deshaucios, hipotecas, pelotazos "sostenibles" que de siempre aplicó también la falsamente antagónica derecha. Se está impugnando un modo de mal vivir  - la abstención en Getxo y Euskadi es casi del 50% - y la izquierda no se acabna de enterar: está a gobernar. A gobernar su propia debacle mientras se empecina en administrar la de los demás (qué tiempos aquellos del empoderamiento...). 

viernes, 3 de julio de 2020

Paralizada obra por invadir zona verde en Azkorri



La rotonda que el ayuntamiento pretende implantar junto al pinar de Azkorri, mordiendo parte de su terreno, es la historia de un despropósito. Los autobuses de Euskotren paran frente a la cervecera Fangaloca tienen dificultades para dar la vuelta cuando vienen de Getxo y reemprenden la ruta desde Azkorri a Bilbao. Los clientes de la cervecera Fangaloca aparcan sus coches de manera masiva en el giro que puede hacer el autobús. En vez de regular el estacionamiento de los coches, el ayuntamiento ha decidido ubicar una rotonda más abajo en dirección a la playa para que los sutobuses puedan hacer la vuelta. El caso es que la rotonda proyectada muerde una parte del pinar y merendero de Azkorri.  Al final las consecuencias siempre derivan en la pérdida de espacio natural. Un grupo de vecinos y activistas aunado bajo el colectivo de Azkorri Bizirik ha obtenido la información del proyecto que el ayuntamiento no había proporcionado a nadie. Tras examinarla, ha encontrado contradicciones de peso sobre la idoneidad, además de serias dudas acerca de la legalidad urbana de la rotonda.

Sobre Azkorri y su pinar pende el yugo de la especulación inmobiliaria. En el plan urbano de 2007 en este sotobosque y ecosistema propio del que disfrutan miles de personas, queda convertido en un amasijo de chalets de alto pedigrí. El permiso para la habilitación de la cervecera Fangaloca y la cementación de su suelo aprobada por el ayuntamiento en tiempo record - y con un informe medioambiental contrario - da una prueba del interés por urbanizar esta zona por la puerta de atrás. La rocambolesca rotonda viene a añadir un pasito más al que no están dispuestos las decenas de personas agrupadas bajo el colectivo Azkorri Bizirik.

Llevamos denunciado desde 2008 el suculento negocio urbanístico que quedó entonces solo aparcado. El ayuntamiento de Getxo, sus funcionarios más leales y profesionales que no lo son pero contratados para la revisión del plan urbano futuro de Getxo, trazan la versión B de aquel aniquilador plan de 7.000 viviendas. Ahora son 3.500. Lo son en contra del lantalde que revisaba el plan general que mayoritariamente pedía la preservación y recuperación del terreno rural de Getxo. Si en 2007 entonces el montante era de 70.000 millones de pesetas en plusvalías, ahora solo lo es de la mitad. Y esta inocente y pobre rotonda parece que viene como de la nada y resulta que es la antesala, el mayordomo tonto, de la especulación que va a venir en próximos planos. Lo van a llamar progreso, lo van a llamar futuro. Pero no lo van a llamar dinero. Dinero frente a tierra. De momento las personas del colectivo Azkorri Bizirik han conseguido que las obras de la rotonda se paralicen.