lunes, 20 de abril de 2020

El gobierno autoritario y la normalidad



Dos noticias de un diario próximo al gobierno de España resumen lo que estamos viviendo en el país hispano. La primera, "Interior exprime la Ley Mordaza del PP para hacer cumplir el estado de alarma"; la segunda, "La Guardia Civil dice que persigue bulos para minimizar el "clima contrario" al Gobierno y la oposición se lanza en contra". Por arbitrario que pueda parecer el hallazgo y la elección de los titulares, estos demuestran, una vez más, el éxito de la izquierda en gobernar con más orden y ley que la derecha. Los dos titulares dan cuenta de algo que hasta hace poco suscitaba un acalorado debate en los círculos intelectuales y corrillos de al menos un partido ahora en el poder. Aquella crítica y oposición impugnaba tanto la ley mordaza como la entonces policía política - o cloacas del Estado - en labores subterfugias para combatir también  el "clima contrario" al gobierno. Los antiguos impugnadores condescienden hoy con la inconstitucionalidad de los anteriores gobernantes. No es ese el mayor del éxito gubernamental. El gobierno de España ha conseguido llevar a cabo todo esto en una complicadísima operación de control policial y militar no visto ni tan consentido desde los estados de excepción franquista a mediados de los 50. En lo civil, el gobierno también ha tenido éxitos a reconocer, aunque menores que el anterior. Ha sido todo un éxito la suma y resta de infectados y fallecidos diarios.  En cuanto al rédito mercantil, ese que ha convertido la política en la oferta pecunaria al electorado, otro éxito sin parangón en la exención del pago de cuotas a trabajadores autónomos que o recibían esa exención o se daban de baja en el sistema público.  Está por llegar una renta mínima que suena tan bien como indefinida

El gobierno, de mientras libra estas batallas que vienen desde su exterior y las de su interior. Sus dichosas partes pretenden capitalizar para sí la salida de la crisis y su gestión inmediata. El PSOE pone el orden sumario y el cuello firme y marcial; su socio, el gesto hacia "los de abajo" a los que lleva tiempo mirando desde muy arriba. La pandemia que se vive en España ocurre según su propio capricho físico o su declinante fuerza. Ninguna medida ni plan más que el de optimizar los recursos sanitarios tiene efecto ni podrá tenerlo. 

Los creyentes de misa gubernamental recurren a la disonancia cognitiva para creerse que el éxito de estar vivos viene porque un gobierno compuesto por la malvada derecha privatizadora lo hubiera hecho peor. Oximorón.

Desde luego, la pandemia por un lado y la reclusión policial por otra, han traído de sopetón dos verdades que nos han estallado en la cara. La primera, que volver a la normalidad probabablemente sea lo que no tenemos que hacer, ya que el problema puede que sea nuestra pandémica normalidad. En segundo lugar, el hecho de que nuestra especie haya colapsado el espacio natural y que ahora lo deje de ocupar ha hecho que, de repente, aparezcan de noche e incluso ya de día en nuestras calles o entornos cercanos especies animales que estaban antes que nosotros: zorros, jabalíes, nutrias, incluso ballenas.

Dado que a las 20 horas de cada día, según consigna, millones de españoles, y millares quizá de getxotarras, salen al balcón a aplaudir al personal sanitario, en algunos pueblos y ciudades otros profesionales como bomberos, policías o militares aprovechan esa hora pàra hacer caravanas callejeras y probar también el reconocimiento que no tardan en recibir. Sin duda es este un tiempo de mascarillas y "caenas". España es el país que cuatriplica en toda la unión europea el número de multas, arrestos, bastonazos y encarcelamiento a ciudadanos por saltarse el estado de excepción. y el gobierno no acaba de explicarse cómo todo este esfuerzo no acaba de mitigar los efectos del coronavirus. Lo extranjero nunca trajo nada bueno y lo que va contra el gobierno, tampoco.

miércoles, 15 de abril de 2020

Mensaje a la alcaldesa: recapacite



Concejal del ayuntamiento utilizando la mano para levantar la tapa del contendor.



La actual crisis sanitaria hace urgente la adaptación de los contenedores en Getxo. Creemos imprescindible la adaptación de pedal y manilla que el anterior equipo de gobierno en Getxo rehusó, buscando un ahorro económico importante. A día de hoy los contenedores son un potencial foco de contagio para la población de Getxo. De ahí que se hayan implementado tres fumigaciones en lo que llevamos de confinamiento en Getxo. Es hora de que la alcaldesa de Getxo haga frente a esta realidad y al reto de ser proactivo más allá de multar a ciudadanos.

La adaptación podría realizarse de foma paulatina.  Es, además, una reclamación mayoritaria entre la población de Getxo y cuenta con el apoyo de todas las fuerzas políticas menos las del gobierno. Los actuales contenedores sin dispositivos de apertura han sido motivo del mayor número de reclamaciones de la historia de este Ayuntamiento con un aumento de las quejas del 133%.

Vecina de Getxo con discapacidad viendo imposible el uso del contendor


Ha llegado el momento de cambiar el criterio del ahorro por la inversión en accesibilidad y salubridad. No hacerlo supondría ser responsables de las consecuencias de esta pandemia, cuando este equipo de gobierno presume de contar con remanente presupuestario de sobra.

domingo, 12 de abril de 2020

Pasar la pandemia en Getxo sin mirar al mar



Con casi un mes de confinamiento forzoso, la población de Getxo vive varias crisis a la vez: una sanitaria; otra de libertades civiles; y una tercera crisis municipal de respuesta. De la crisis sanitaria sabemos poco, aunque su efecto ha convertido a Getxo en la cuarta población vizcaína en fallecidos por el coronavirus. Los ambulatorios en nuestro municipio han padecido la falta de material y recursos que el resto de ambulatorios de la comunidad autónoma. Mal que bien, la situación se ha normalizado porque los pacientes han visto restringido su accesoy los casos de posible contagio derivados a hospitales que se han visto desbordados. El mando centralizado que el gobierno de Madrid ha ejercido poniendo bajo su control la sanidad y los cuerpos policiales de todas las autonomías solo ha tenido un resultado: la persecución de todo viviente que pise la calle. La policia ha tomado la calle, el aire y el subsuelo y ha echado músculo multando y persiguiendo peatones, repartidores, deportistas y ancianos. 

Por otro lado, ha aparecido lo que antaño se llamaba "tonto de balcón". En este contexto de decreto marcial, nuestro "tonto o tonta de balcón" saca el policía que lleva dentro o el gregario ciudadano que no solo cree en la ley que no comprende sino que se convierte en su más nihilista cumplidor. Los tontos y tontas de balcón delatan a los vecinos que cometen el vil delito o la supina desobediencia de hacer deporte en un jardín o pasear demasiado el perro por la calle o a quien no porte una bolsa de compra. Las tontas y tontos de balcón abundan en Getxo. Y son muy peligrosos. Porque votan con la misma pertinencia con la que obedecen. Visceralmente. En los primeros días del confinamiento, un alto mando de la ertzaintza en una entrevista radiofónica instaba a la ciudadanía a deltar a quienes no cumplieran el decreto de confinamiento elaborado por el gobierno.

La respuesta del ayuntamiento de Getxo a la pandemia ha sido sobresalientemente escasa. En nuestros barrios hemos comprobado que sólo dos noches en este mes operarios de limpieza han desifectado los contenedores de basura. Estos son un evidente foco de posible propagación. Toda persona que eche la basura, por la idiosincrasia del contenedor y a diferencia de los antiguos, tiene que tocar su tapa para levantarla. Desde hace años, se viene solicitando desde partidos y colectivos que los contenedores sean cambiados. La respuesta de la alcaldesa de Getxo a la pandemia en Getxo ha sido aún más decepcionante. En una reciente entrevista-reportaje en Radio Nervión en la que no se notaba nada el montante retributivo, Amaia Agirre recogía del entrevistador el consuelo de que se hace más liviano el confinamiento sabiendo que Getxo goza de la cercania del mar. La alcaldesa reconocía que tiene un plan: esperar a que le digan qué plan tiene el gobierno vasco, Eudel, y la diputación vizcaína. La espera para los getxotarras será mucho más amena mirando el mar desde la ventana, claro está.

La respuesta del gobierno vasco, Eudel o la diputación ante catástrofes ha quedado bien clara con lo ocurrido en el vertedero de Zaldibar. Atajar una crisis como la del coronavirus para quienes aún tienen caliente la desastrosa gestión en Zaldibar da una idea de las espectativas que pudiéramos tener de quienes tienen la arrogancia de ir a las elecciones con lemas como "Es hora de dar lo mejor". Estamos viendo en Getxo lo nunca antes peor visto. Sin embargo, presumimos que las cosas pueden ir a mejor. No porque es imposible empeorarlas - que el gobierno municipal creemos que puede -, sino porque el cambio de vida que nuestra sociedad necesita quizá venga ahora dado por la crudeza de los acontecimientos. 

En vez de buscar una economía especulativa y desarollista, será necesario buscar la economía autosuficiente, donde los barrios rurales de Getxo se mantengan para seguir nutriendo a los barrios urbanos y no desaparezcan bajo la losa de la especulación inmobiliaria que constructores, intermediarios y políticos locales aún contemplan y ansian quede reflejado en el plan urbano que está en ciernes de aparecer. Desde luego, el dispendio municipal en urbanismo y la contratación a las cuatro empresas de siempre puede que cambie. 

Esperemos que cese la construcción de viviendas de 500.000 euros en suelo que debiera preservarse, y que las tres grandes inmobiliarias que están haciendo el agosto en Getxo gracias al partido en el poder, cesen. Esperamos estos y otros muchos cambios en los que habrá que trabajar menos y vivir de una manera suficiente. Estos cambios que debieran haber reivindicado los del "cambio", "la alternancia", los va a traer la pandemia, más cargada de conciencia política que toda la izquierda y la derecha juntas. A esperar mirando el mar.