sábado, 30 de abril de 2016

Bildu: dónde quedaron los aires de cambio en Getxo


Vaya plan para Bildu el del plenazo de Abril donde escenificaron el acuerdo con PNV y PSOE para sacar adelante los presupuestos muncipales, que son - a nadie le quepa duda, los del PNV -. El plan era gastronómico: comerse un sapo; gigante, espinoso, indigesto. Vendido como resultado de un proceso participativo, lo cierto es que ha primado la obediencia debida a los jefes de arriba, previo pacto con PNV para sacar la ley local y organización de Eudel mediante. También la imperiosa necesidad - consecuencia de una histórica necedad - del PNV por sacar unos presupuestos en forma tras medio lustro de prórrogas por la incapacidad de llegar a acuerdos. LLegados a este puento hemos de detenernos. Era el momento de Bildu, dada la nece-sidad del PNv, de al menos "arrancarle" algo de fuste. Que Bildu ha dilapidado desde 2011 un apoyo hetereogéneo y un mandato de unión social igual de heterogenea en Euskalherria y en Getxo en particular, es evidente. Ahí nos encontramos a una izquierda abertzale que ha asumido que su hermano mayor es el PNV, y que su propio papel es mancharle el dedo gordo del pie con el que pisa de un rojo cereza de progresismo poco menos que cultural. El aluvión de votos en aquel lejano 2011 fue interpretado por Bildu como el respaldo a lo que expiraba dentro de ella. Y la suma de fuerzas que integraron Bildu fue interpretado como la causa del respaldo popular, cuando este no estaba ni en estas ni siquiera en la futuro Sortu. ¿Por qué hablamos de esto a riesgo de parecer sentar cátedra a vuelapluma? Porque algunos de quienes formalizamos e impulsamos Independientes de Getxo votamos o respaldamos, junto a la candidatura municipal que impulsamos en 2011, a Bildu. La reacción de Bildu frente a los 757 votos de Independientes de Getxo en 2011 fue airado: esos votos les habían impedido hacerse con el 5º concejal, eran votos desperdiciados...

Y con este parto, Bildu nació ya viejo en su propio reproche, en un ombliguismo basado en el número de votos, añejo. Pero sobre todo, paralizado. Lo poco que en Getxo había de movimiento vecinal, social, ecologista estaba ya lejos de lo que fuera su nutrida vera. ¿Qué más le daba, si el número, ese caliz litúrgico de la democracia y la partidocracia, le avalaba? Y ahí fue donde nada más abrir la puerta se cerraron sus ventanas. Lo que era un mandato social de crear lo que son hoy las CUP en Cataluña, quedó en un Santiago y cierra el chiringuito por parafrasear a un ilustre visitante abertzale en este foro. Y esos 757 votos de Independientes - y otros aún más numerosos - ni quienes lo impulsamos nos quedamos a ver pasar el tren de la deriva "demócrata pragmática" bajo nuestras siempre vidas derrotadas.

Al nacer una fuerza impulsada entre otros por Independientes - junto a Equo, Ezker Anitza, y Podemos, además de personas sin identificación - y cobrar ésta, GUK, vida salida del apoyo de la gente mediante firmas en la misma calle y recibir el apoyo de más de 5.800 personas superando en poco a Bildu, pensamos que por fin se abría un necesario frente en un rumbo por un cambio en Getxo. Como en una reedición de la película de la marmota, se repetía en Bildu la reacción que ya tuvieron en 2011. Solo que esta vez, no eran 757 votos los que le fueron "restados": eran casi 3.000 personas. Y como no hay dos sin tres, vinieron los ataques de Bildu hacia GUK por la "demagogia" de nuestro discurso salido desde los barrios. Y como no hay tres sin cuatro, estamos con un acuerdo, más bien un ungüento, de Bildu a un PNV que necesita a su vez a un PSOE en descomposición total en Getxo, para sacarles a ambos unos presupuestos a cambio de unos miles de euros que Bildu pùede vender en estudios, prospecciones del primer sector en Andra Mari. Tantos años de lucha para conseguir que el PNV observe, estudie, recapacite. Y este sello de final abrupto puede observarse en los rostros de los concejales de Bildu en Getxo que tuvieron la desgracia de representar el teatrillo del acuerdo con el PSOE y PNv en el aciago pleno del 27 de abril de 2015.

Lo que queda por hacer en este pueblo, es para los demás, es decir, en las fronteras del afuera de consignas y estructuras. Y matizamos. Sería injusto no reconocer la lucha de un inmenso colectivo del pueblo de Getxo por las libertades políticas, sociales, de género, y de otro tipo que han sido defendidas, durante lustros en solitario por la izquierda abertzale. Esas brasas han quedado petrificadas en democráticas cenizas que se blanden en el acuerdo con el PNV y el PSOE este 27 de abril de 2015. En Getxo y en la Comunidad autónoma.

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