Hay 
por fin coherencia en Podemos, el movimiento presentado hace cinco años 
como renovador de la política española. La definición se somete a los 
dialectos y hechos que ahora este partido organiza y emprende en 
aras a entrar en el gobierno presidido por el líder socialista Pedro 
Sánchez. ¿Cual es esa coherencia de la nueva izquierda en España? La que
 vislumbró desde su nacimiento, la de regenerar el sistema políticos y 
económico. Es decir, reordenar el extenso cuadro de gestores y 
mandatarios del estatus quo. El líder de Podemos, Pablo Iglesias Turrión
 reconocía en la tarde del 21 de noviembre que la constitución  tenía su
 campo fértil. Días atrás puso el carro delante de los bueyes, y avanzó a
 las obedientes, comprensivas y encuadradas bases moradas que la nueva 
política, es decir ellas y ellos, se iban a dejar muchos pelos en la 
gatera de la negociación por entrar en el gobierno español. 
Al mismo
 tiempo, Elkarrekin Podemos, consumaba un acercamiento en Euskadi al 
liberal PNV para sacarle los presupuestos. La formación morada no fijaba
 ni líneas rojas en el diálogo con el PNV, habiendo avanzado un mes 
antes por boca de su sorprendente líder vasco que Elkarrekin Podemos 
coincidía con las líneas estratégicas del presupuesto manifiestamente 
neoliberal que el PNV viene subrogando y con el mazo aplicando en 
Euskadi. 
Y el escenario de cunnilingus político nos permite hacer ficción, que es la mejor forma de acercarnos a la realidad. Sospechamos, oh pobre chusma dirigida, que el beso de Podemos al PNV se extenderá a los municipios como Getxo. No es que en la inmensa mayoría de ellos Podemos sea de utilidad alguna ni para el PNV ni para nadie. El simbolismo de la entrega es lo que le revierte al PNV rédito. Le pone galones progresistas mientras que prosigue ejecutando una gobernanza obtusa, asfixiante, empobrecedora y clasista. Y Getxo es el paradigma cum laude.
El arrumaco podemita al PNV tiene la estulta intención política en la que han caído todos los partidos estatalistas. Han pretendido que los cucos cónsules jeltzales no se aventuren por campos excesivamente emancipatorios. A cambio, le han otorgado la hegemonía de la que goza con mayor campo de despotismo, control social, corrupción y quebranza de la cohesión social. A Podemos, como históricamente al PSOE, le viene el síndrome de la rotura nacional. Ahora que se mal negociaba la posibilidad de un nuevo estatuto vasco pactado, apartado el debate sobre la ley de territorios históricos, la carantoña de Podemos trunca todo peligroso debate estatutario y aleja al PNV de ese camino, a costa de darle el camino entero con el que seguir rodilleando bananeramente la comunidad vasca.
Al tiempo que el líder Napoleón de la granja 
de la nueva izquierda no consigue salir de una tramoya con el hueco 
Sánchez panza, la política es un escenario de masacre. Robert Taylor, 
hoy condenado por delitos contra la humanidad en Liberia, se presentó a 
finales de los años 70 con este lema: “He matado a tu padre. He matado a
 tu madre. Y tú me votarás”. Hagamos un préstamo y una torticera 
analogía. Son los que han recortado los derechos y libertades de la 
inmensa mayoría de la gente; son los que someten a la miseria física y 
moral administrando las vidas y apropiándose de las decisiones políticas
 de la población; son los que gestionan el desastre y lo hacen 
colectivo. Y les han votado. Pero eso no les hace menos culpables. Por 
mucho que se pongan la nariz de payaso de la democracia y la demoscopia.
 Sus pactos en Madrid, en Gasteiz o en Getxo en el presente son la 
miseria de mañana. Por mucho que se presenten como irrisible alternancia
 a una derecha señoril y trabuquera. El empoderamiento que antes se 
reclamaba es más necesario hoy que nunca, la determinación personal y 
colectiva para desterrar yugos, flechas, clichés y jerarquías.
Posdata: El partido socialista en Getxo y suponemos que el morado van a consultar a sus bases el acuerdo tomado y bien atado por sus jerarquías. Pocos ejercicios de filibusterismo elitista pueden ser tan lamentables. En ese circo de la pantomima participativa es en lo que han convertido a la democracia. 

