viernes, 6 de julio de 2018

¿A qué suena la corrupción en Getxo?

Decíamos ayer, como Fray Luis de León, que el parking subterráneo de Ibarbengoa es un caso de corrupción de libro .... antiguo. Y Getxo tiene una buena biblioteca al uso. Los primeros chances del parking de la corrupción están dando sus sonoros frutos. La obra fue djudicada a una empresa del magnate Florentino Pérez que se hizo con la adjudicación mediante baja temeraria, ofertando 2,5 millones por una obra de 6. Las primeras maniobras de abaratamiento de Geocisa son la sustitución de micropilotes para sujetar la tierra por planchas o "pantallas" más baratas. Y aquí viene la opereta bufa de una obra socialmente inncesaria con todos sus protagonistas directos: Metro, Eusko Trenbide Sarea, la UTE, el ayuntamiento y el alcalde de Getxo. La penetración de las macro pantallas metálicas se ha de hacer cerca de las casas de la estrada de Tosu y en su parte posterior en línea paralela a las vías del metro. Penetrar el suelo contiguo a las vías supondría un "muy posible riesgo" de afección a la catenaria del metro y a las vías. Por este motivo, Metro Bilbao quiso que las obras no se hicieran de día, para salvaguardar la seguridad de los usuarios de Metro. Así que Geocisa comenzó el domingo 1 los trabajos por la noche, entre las 0:00 horas y las 5:00 horas de la mañana. Y lo hizo sin permiso. Los usuarios de Metro Bilbao no tuvieron que soportar los días 1,2,3,4 y 5 ruidos de más de 100 decibelios. Los vecinos de Tosu, Martiturri, Uri, Hormaza, Ollaretxe, Zubilletas y Aldapas, si.

La historia comienza en este punto a supurar el tinte antiguo de cualquier operación de pelotazo con dolo. Cada noche los vecinos de Tosu requieren a la policía municipal medidas de los decibelios que la taladradora de Geocisa producía penetrando la roca a escasos 5 metros de distancia de las viviendas y a una profundidad de otros cinco - cimientos de las casas -. Son 100 decibelios de media. La ordenanza municipal, la ley de ruidos municipal, cifra en 40 el máximo admitible en cualquier circunstancia.

Solo un grupo político, GUK, ha reaccionado con naturalidad: escandalizándose por lo ocurrido y ocurriente. De entrada tenemos a una empresa que admitiendo los riesgos del trabajo, le importa la afección a la catenaria y las vías de Metro Bilbao, pero no a las casas ni las personas que viven en el otro lado con vibraciones de 100 decibelios de media durante 5 días. Es GUK quien pide el permiso de obras al equipo de g obierno de Getxo. Y aquí sigue la opereta digna de cualquier operación en la Calabria del norte que es  la Getxo nostra.

GUK descubre del expediente y decreto que el permiso de obra está otorgado "en diferitto". Es decir, tres días después de haber comenzado las obras por la noche. Es un decreto firmado por el mismo alcalde de Getxo, digno presidente de Eudel, órgano que lanza a los cuatro puntos cardinales de euskadi filípicas sobre el buen gobierno municipal. El decreto del alcalde está basado en el expediente 18991/2018.

El folio7del expediente es un informe importante. El Jefe de Unidad de Infraestructura, el 29 de junio de 2018, recuerda al concejal de urbanismo que debe dirigirse para otorgar el permiso de obras nocturno a la Policía Municipal por la posible vulneración de ruidos de la ordenanza municipal. En los folios  8, 9 y 10 la UTE Ibarbengoa, solicita las obras de noche y advierte “que los trabajos a realizar no cumplirán la normativa del ayuntamiento en materia de ruidos en horario nocturno…”. Los folios 12 a 19 son cuatro actas de sonometría realizadas los días 3, 4 y 5 de julio en una de las  viviendas de la estrada Tosu . Los datos de la mismas son enloqucedores:  cerca de 100 decibelios de media cada noche. Los agentes de la Policía Municipal señalan que se forma una especie de reverberación que hace aún más molesto el ruido.

Así que desatendiendo estas flagrantes violaciones reflejadas por la propia policía municipal, además de la recomendación del jefe de Unidad de Infraestructura, y pasando por alto la propia advertencia de la UTE avisando de la violación de la ordenanza, el alcalde emite un decreto favorable tras tres días de ruidos sin permiso  municipal. Como denuncia GUK en su recurso de reposición, el decreto del alcalde, "más que autorizar unas obras nocturnas, lo que permite es que la UTE IBARBENGOA incumpla la normativa municipal en lo que se refiere a los niveles de ruido nocturnos y, además, en cuanto a la autorización de obras nocturnas, las cuales solo son viables en caso de declaración de urgencia. Urgencia que no consta en el expediente administrativo".

 La arbitrariedad suena a 100 decibelios. El conchabeo reverbera a 100 decibelios. Lo que ocurre en Getxo, al parecer, es que llega el momento, como en la Calabria de allende el mar mediterráneo, que nadie escucha, nadie habla, nadie ve. Algunas personas, sí.

 Per cosa? se siamo tutti della stessa famiglia
(Para qué? Si somos todos de la misma familia) 

Y ahora busquemos en los diccionarios que consideremos oportunos la definición de una resolución emitida con más que meridiana obviedad de su irregularidad. De esto, parece que la derecha y la izquierda en Getxo, están a otra cosa. O a la misma cosa, a reverberar con decibelios de diletantismo y retórica. Esa izquierda que se presentaba en lugares parece lanzarnos un mensaje parecido a Heráclito, que decía que el rio nunca era el mismo dos veces. Pero es que nos estamos bañando en la misma pobredumbre política y partidista una y otra vez en el mismo rio fangoso. 

Habrá quienes piensen que todo es una cuestión, no de corrupción, sino de "ineptitud". A estas alturas, con más de medio siglo de arte, el PNV y sus próceres no dejan nada al azar. La mediocridad de los implicados  tiene el mismo fin que la maldad última. Hay quien nunca lo comprenderá. Y es así como se instala un cinismo enfermo: que si a tal corrupto lo cogieron por "tonto"; que si a tal alcalde lo pillaron por "inepto". No comprende esa izquierda que lo que hicieron quienes hicieron, como el alcade de Getxo era porque, gracias a esa izquierda que así piensa, lo hacen PORQUE PUEDEN. Como la firma del alcalde de Getxo en un permiso que viola la ley misma de la que él es garante. Y es entonces cuando la ley se convierte en lo que es hoy: la ley de quien puede. 







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