Getxo contará en las elecciones de Mayo con una cadidatura ciudadana salida de movimentos cívicos, corrientes sociales, asociativos y políticos. Su objetivo: recuperar el ayuntamiento, en manos de una casta desde hace 36 años, para devolverla a la ciudadanía .
El movimiento ciudadano en marcha ha sido impulsado por Independientes de Getxo (IG-GI). Esta plataforma, que ya se presentó a las elecciones municipales de 2011, no pretende ni dirigir ni siquiera acaparar lo que entiende debe ser una marea ciudadana abierta y libre de todo el pueblo de Getxo.
En la actualidad se están organizando asambleas. En las mismas participan las asociaciones de vecinos y los grupos marginados por los actuales dirigentes del ayuntamiento de Getxo. Las reuniones están abiertas a cuantos ciudadanos consideran que después de 36 años de despótico poder municipal del mismo grupo político, ha llegado el momento de cambiar. El diagnóstico más extendido entre las personas que acuden a las reuniones y asambleas es la necesidad de abrir todas las instituciones municipales a la trasparencia y la participación. "Los derechos de las personas que viven en Getxo son demasiado importante como para dejarlos en manos de unos partidos empeñados en hacer negocio con ellos" explican desde estas asambleas.
El movimiento ciudadano en marcha está sumando a personas provenientes del tejido asociativo de Getxo, a personas con inquietudes sociales y a las curtidas en los movimientos vecinales, así como a los ex miembros de los partidos clásicos abiertosa nuevas inicitaivas políticas. El ayuntamiento de Getxo nunca ha favorecido los movimientos asociativos vecinales apartandoles de todas las decisiones que atañen a sus barrios. Las opiniones que emiten los movimientos vecinales son sistemáticamente ninguneadas.
A pesar de que las autoridades de Getxo tratan de mostrar su cara “amable”, la realidad que bulle en el pueblo es bien distinta. El nepotismo político, la oscura relación institucional con determinadas empresas, la especulación inmobiliaria que pende sobre diferentes barrios, los pelotazos multimillonarios en equipamientos, y el despilfarro, además de una deuda desorbitada que tendrá que ser auditada junto con todos los contratos y cargos a dedo, son una realidad que exige responsabilidades. Pero sobre todo un cambio de rumbo.